Soñé alto, pero vino Fidel y lo cumplió

Manzanillo, Granma. – Los sueños infantiles apuntaron siempre a la medicina, por la vocación de servicio al pueblo, y ganar de este sonrisas y abrazos agradecidos.  Años difíciles porque los padres, en el humilde hogar de La Ceiba, en Las Tunas, no tenían manera de costear los estudios universitarios, pero llegó Fidel. Con su Revolución, hizo realidad los anhelos de muchos niños y jóvenes cubanos de la época.        

Juan José Pérez Cuervo se graduó en Santiago de Cuba, laboró en Holguín y hace más de 35 años reside en Bayamo, desde donde ha ganado la condición de profesor de profesores. “Antes de que existiera el consultorio médico de mi pueblecito natal, yo me decía: el día que yo sea médico veré cómo puedo tratar a la gente de mi barrio.”

– Soñó alto usted…

– “Soñé alto, pero vino Fidel y lo cumplió. Coincidía el pensamiento que yo tenía como un joven revolucionario con lo que el Comandante en Jefe tenía pensado en su Programa del Moncada.”

– Tremenda la Revolución en la vida de Cuervo, entonces…

– “Así es: tremenda la Revolución en la vida de Cuervo para poder cumplir cada una de mis aspiraciones. Sin ser inteligente, los estudios no me eran difíciles en la Medicina. Yo podía estudiar unas horas por la noche, y eso me bastaba no para ser un alumno brillante, pero sí para aprobar con muy buenas notas.

“La Medicina me ha dejado a mí un sabor muy dulce porque he visto tanto dolor, tantas muertes, inclusive desilusión, tratos incorrectos que lo que han hecho es fortalecerme en el sentimiento humano de lo que necesita alguien para estar bien.

“A veces, no es el medicamento que hace falta sí, pero cuando usted tiene un profesional de la salud que lo atiende con respeto, fíjate que no digo amor, que no tenga esa sonrisa amplia, pero te trate con afecto, te ayuda a resolver el problema de salud. No solo es el deseo de hacerse un profesional de la salud, hay que buscar la vocación y el interés, “pesquisar” bien las verdaderas razones por las cuales usted desea ser profesional del sector. Lo otro es que los profesores tenemos que ser ejemplo para los alumnos.”

– ¿Le gusta la presión a usted?

– “El momento de la muerte no está definido por el médico ni por nadie. En nuestra misión, como yo lo veo, tengo que hacer mi parte porque de eso me van a pedir cuentas alguien, en algún momento o preguntas que uno se hace: ¿hice lo que tenía que haber hecho?, ¿actué bien con las personas que llegaron hasta mí?, ¿interpreté bien lo que me dijeron?, ¿fui sensible o apático?

“Nos hace falta inducir, inculcar no solo el sentido de la responsabilidad, también el sentimiento humano, de la sensibilidad ante el dolor, el peligro, los riesgos.”

Especialista en segundo grado en medicina intensiva y de emergencias, el profesor Pérez Cuervo es hoy el presidente de las Sociedades Científicas de la oriental provincia de Granma.

“Vivo constantemente actualizándome de los temas médicos, porque es que esa es función que tiene el trabajador de la salud: investigar para resolver los problemas de las personas. Nosotros nunca podemos apartarnos de la autopreparación y yo, honestamente te digo, que nunca he dejado de estudiar.”

– ¿De qué no se arrepiente el doctor Pérez Cuervo?

– “No me arrepiento de vivir en este país y haber venido para la provincia de Granma, no me arrepiento de trabajar en el hospital Carlos Manuel de Céspedes y haberle dedicado más parte del tiempo a los enfermos, a la terapia, la población que a mi propia vida, que a mi propia familia.”

Lecciones de vida y profesión del doctor Juan José Pérez Cuervo, cubano sencillo que desde la ciudad de Bayamo hace hoy lo que siempre deseó: servir a la humanidad y en pago, la satisfacción mayor de los hombres, la salud de las personas.

Escuche y descargue la entrevista en nuestro canal:

Autor