Todo por el abrazo de un paciente recuperado

Todo por el abrazo de un paciente recuperado

Más de un centenar de residentes en Punto Fijo, en el estado venezolano de Falcón, emprenden, a diario, el difícil camino de la recuperación. Para facilitarlo, toman la mano de los rehabilitadores cubanos del Centro de Diagnóstico Integral “Adolfo Martínez”, más conocido como Silo en todo el municipio de Carirubana.

Se trata de la mayor Sala de Rehabilitación Integral del territorio, no solo por cantidad de servicios y pacientes, sino por la calidad con la que se trabaja, convertida ya en tradición. Así lo juzga el villaclareño Pedro Pablo García, jefe técnico del enclave y rehabilitador con más de 15 años de experiencia.

“Es lo que llamamos una SRI de alta, porque atendemos entre 90 y 120 pacientes diarios, con todos los servicios, incluida la ozonoterapia. Vienen a rehabilitarse personas hasta de otros municipios, por la buena atención que ofrecemos desde hace años y que se mantiene, aunque los colaboradores sean otros”.

Foto: Del autor

Además de pacientes, por los pasillos de la Sala de Rehabilitación Integral “Adolfo Martínez” se mueven decenas de estudiantes de la especialidad, dispuestos a aprender las habilidades, pero sobre todo, la humana manera de rehabilitar de los colaboradores cubanos.

“Tenemos más de 60 alumnos de varios años académicos, a los que atendemos a diario, con temas teóricos y prácticos de la especialidad. Les ofrecemos conocimientos sobre técnicas de rehabilitación, pero también los preparamos en la cultura del detalle y la humanidad que requiere la atención al paciente”.

Para el licenciado Pedro Pablo, “los rehabilitadores cubanos aportamos nuestra experiencia en Venezuela. Ese trato personalizado al que nuestros pacientes no están acostumbrados y que nos convierte, poco a poco, en casi familia de estas personas”.

Y claro que, aunque sean cientos, hay pacientes e historias que no se olvidan. Para Pedro Pablo García, algunas quedaron en su Sagua la Grande natal y otras ya se construyen en Punto Fijo, como la de Emily y otros que agradecen haber tomado el camino de la recuperación de la mano de los rehabilitadores cubanos.

“Hemos tenido pacientes muy complejos, como esa muchacha, de 17 años, que recibió un balazo a milímetros de la médula espinal, incluso con daño en la columna. Llegó a nosotros en silla de ruedas y ya es capaz de caminar sin muletas. Con mucha voluntad y nuestro apoyo, lo va logrando.”

Según el villaclareño Pedro Pablo García, “son pacientes que te guardan eterno agradecimiento, que te dicen que no saben cómo pagarte: para nosotros, el mejor pago es que nunca se rindan y que se recuperen”.

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