Caracas, Venezuela.-Hay miradas que encienden cualquier oscuridad; ojos que acarician, avizoran, advierten y protegen, todo a la vez. En Venezuela, en calles como La Ladera, de la barriada caraqueña de Magallanes de Catia, desde la pared, un líder mira firme al que pasa y es un faro.
Donde la humildad sigue siendo virtud, Luis Meza ha creado una vistosa colección de imágenes del que considera su santo: Hugo Chávez Frías, y de una mirada que no se apaga, aún 10 años después de su partida física.
“Desde que Chávez surgió, se convirtió en la esperanza… y ahí estaba yo, como un esperanzado más. Yo trabajaba en la Imprenta Nacional y se hacían muchos afiches del Comandante. Y yo me traía alguno a casa, pues soy chavista, con más de 50 años como militante revolucionario. Chávez era el líder, el hombre que lo dio voz a los que no tenían voz, que visibilizó a los que estaban invisibilizados.”
Desde el año 2011 hasta hoy, Luis reúne fotos, dibujos, estatuillas y carteles dedicados a Bolívar, Martí, Ernesto Guevara, Fidel… pero, sobre todo, a Chávez y a su revolución. Ha hecho, poco a poco, un altar a la esperanza de los pueblos.
“Un nicho suena como algo religioso. Se habla de la nueva espiritualidad, y Chávez va a perdurar 1000 años, como Bolívar, como el Che, como Fidel. Por eso tiene su altar, y ya hasta un vecino le puso notas de agradecimiento por sus buenos actos, como a un santo.”
Según cuenta Luis es raro ver una casa, un rancho en los cerros de Caracas donde no haya una foto de Chávez. “Pero como esta colección, con más de 30 serigrafías y otras imágenes, no creo que haya muchas. Llama la atención de chavistas y “escuálidos”, y cumple con su misión de ayudar a que permanezca viva la memoria de Chávez en el pueblo venezolano.”
Hay miradas que destierran, para siempre, la oscuridad. Una de ellas, la de Hugo Chávez, mira desde la puerta de un garaje en la calle La Ladera, de los Magallanes de Catia. Adentro, Luis Meza atesora sonrisas, besos, saludos, abrazos y despedidas de un líder que, desde la pared, sigue siendo faro y esperanza, 10 años después de su partida física.
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