Aquel Primero de Mayo fue inolvidable

Aquel Primero de Mayo fue inolvidable

El  primero de mayo de 1959 los cubanos tuvieron motivos más que suficientes para celebrar. Entre estos, la llegada al poder de Fidel y los barbudos que avizoraban el bienestar y la prosperidad para el pueblo luego de padecer la tiranía de Fulgencio Batista que asesinó a miles de sus mejores hijos, sobre todo, jóvenes en la plenitud de sus vidas.

Transcurrieron 64 años desde aquella ocasión; nos separan pocas horas de otro Día Internacional de los Trabajadores en que se ratificará en cada municipio la fiesta del proletariado y de todo el pueblo.

Fue un desfile aquel lleno de colorido, todos junto: la familia cubana, los miembros de las organizaciones de masas, y los sindicatos, que con alegría desbordante aclamaban a Fidel y la Revolución.

Cuentan documentos de la época que «la gigantesca marcha por la unidad del pueblo fue la celebración del Primero de Mayo de 1959 en Cuba, con la cual quedó inaugurada la Plaza Cívica, posteriormente histórica Plaza de la Revolución José Martí».

Proseguía el artículo: «El desfile resultó expresión de la coincidencia de sentimiento y acción de los trabajadores, estudiantes, combatientes y campesinos, quienes desde las 10 de la mañana, y por más de 14 horas, escenificaron el acontecimiento, sin precedente en la Isla».

¡Qué feliz estaba el pueblo! Un hecho se vivía por primera vez: hasta la capital del país se trasladaron pinareños y matanceros, que sumaron varias decenas de miles, para unirse al resto de los habaneros que desbordaron la Plaza.

Fue calificado de imponente, combativo y entusiasta por la prensa de la época. Razón para que todos sintieran aquel día la alegría devenida euforia.

A partir de entonces, los actos por la efeméride adquirieron carácter masivo y se realizaron sin demandas obreras, pues el nuevo proceso revolucionario promulgaba medidas que beneficiaban a las mayorías, consideraba un cronista aquel año.

Carteles y pancartas gigantes apoyaban la ley de Reforma Agraria, aún por promulgarse; también contra las conspiraciones, afirmando que la Revolución no podía detenerse y para su consolidación era imprescindible la más sólida unidad popular.

Se pedía igualmente la creación de las milicias obreras y adiestramiento militar y escuelas de capacitación sindical.

Se iniciaba un hecho devenido histórico con los años: la asistencia de delegaciones sindicales de América Latina y Europa. Hubo numerosos oradores y el resumen, siendo ya el día dos, lo realizó el entonces jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en ausencia del Comandante en Jefe Fidel Castro, de viaje por América, donde fue a llevar el mensaje del joven Estado, afirmaba  una fuente consultada.

Tomada de Cubadebate

Así lo resumió un periodista de la época: «Raúl Castro calificó de majestuoso el desfile y su discurso lo desarrolló en torno a la unidad, así como denunció los intereses opuestos a la Revolución cubana, en tanto reafirmó la decisión de llevarla adelante contra todos los obstáculos».

Ante un mar de pueblo subrayó: «O nos unimos o quedaremos a merced de los poderosos enemigos que tiene la Revolución», y puntualizó que ésta no podía detenerse, pues hacerlo sería aceptar el yugo del imperio.

Tomada de Cubadebate

Año tras año se repitió la escena del desfile del Primero de Mayo de 1959 que llenaba de alegría a todos los que pasaban con entusiasmo y emoción frente a la tribuna para saludar a Fidel.

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