¿Caminar hacia atrás?

Con frecuencia nos encontramos con la exhortación para caminar por los beneficios que reporta a la salud ese ejercicio; se añade también que para alcanzar resultados se debe aumentar paulatinamente el tiempo de realizarse, así como la intensidad.

Sin embargo, desde hace poco se escucha hablar sobre los beneficios que significa realizarlo hacia atrás. Al escuchar esto algunas personas se extrañan, y muchos desconocen lo que representa para el cuerpo y la mente.

Cuando caminamos hacia atrás -afirman los conocedores de la ejercitación-, el cerebro tarda más en coordinar estos sistemas, pero ese esfuerzo extra que tiene que hacer reporta beneficios adicionales para la salud. Mejorar la estabilidad y el equilibrio son algunos.

El trabajo extra que realiza el cerebro para mantenernos de pie sin caernos cuando caminamos hacia atrás potencia sobre todo el equilibrio. Esto disminuye el riesgo de caídas y es seguro para personas con osteoartritis de rodilla, apunta el inglés Jack McNamara, profesor de Fisiología Clínica del Ejercicio en la Universidad de East London, quien analiza ese proceder en un novedoso artículo.

Así lo considera el especialista: «caminar hacia atrás puede parecer tonto pero los resultados demuestran que no lo es: ayuda a perder peso, mejora el dolor lumbar, aumenta el equilibrio, fortalece músculos que se trabajan poco, protege las articulaciones y aumenta la función pulmonar».

Un minuto caminando hacia atrás quema iguales calorías que tres andando hacia delante.- afirma el experto-. “La simple acción de mantenernos de pie erguidos, sin caernos, requiere una perfecta coordinación entre el sistema vestibular (se haya en el interior oído y proporciona equilibrio y orientación al cuerpo al girar, dar la vuelta o moverse rápido), el visual y el propioceptivo (la conciencia de dónde están nuestros cuerpos en el espacio».

La Organización Mundial de la Salud aconseja entre 150 y 300 minutos de actividad aeróbica de moderada a vigorosa a la semana, un objetivo fácilmente alcanzable caminando 40 minutos cada día.

A través de investigaciones realizadas se comprobó también que aumenta la resistencia de los músculos. Al caminar hacia atrás, damos pasos más cortos y frecuentes y forzamos la musculatura a realizar un trabajo al que no está acostumbrada. Todo ello se traduce en unos músculos más resistentes.

Reduce la carga en las articulaciones. Al fortalecer la musculatura en zonas que no se trabajan tanto, así las articulaciones están más protegidas.

Mejora la fascitis plantar. Caminar de forma diferente, ya sea en subida, bajada o hacia atrás, varía la presión que recibe la planta del pie y ayuda a reducir el dolor en el talón asociado a la fascitis plantar.

El fortalecimiento muscular que se produce al caminar hacia atrás se convierte en un seguro para las rodillas.

El esfuerzo extra que realiza el organismo al andar hacia atrás aumenta el consumo de oxígeno y estimula el trabajo de los pulmones.

Caminar es un ejercicio que ayuda a perder peso, pero si lo hacemos hacia atrás se eliminan aún más calorías. El gasto calórico aumenta un porciento más caminando hacia atrás que hacia delante si lo hacemos a la misma velocidad. Estudios realizados en mujeres han demostrado que la pérdida de grasa corporal es mayor con este ejercicio.

Los cambios posturales que se crean por caminar hacia atrás hacen que se usen más los músculos que sostienen la columna lumbar. Esto sugiere que puede ser un ejercicio particularmente beneficioso para las personas con dolor lumbar crónico.

Los expertos aconsejan caminar un minuto hacia delante y otro hacia atrás e ir alternando el sentido durante unos 10 o 15 minutos. Este ejercicio diario es suficiente para incluir los beneficios de la caminata hacia atrás en nuestra actividad física.

Caminar hacia atrás y los beneficios que trae consigo constituye un aporte a la salud, más aún para las personas de la tercera edad pues les permite rescatar habilidades perdidas. Esta vez se reitera la exhortación: a caminar hacia atrás.

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