Lo trascendente desde lo cotidiano

La perspicacia de las personas lleva a encontrar en lo cotidiano lo trascendente, es decir, acciones que para algunos resultan sencillas y rutinarias, otros las valoran de forma diferente. Cuando se obtiene lo universal desde lo simple se afirma que, sin lugar a dudas, descubrimos la esencia de las cosas.

Algo tan sencillo como la búsqueda de alimentos a diario deviene actividad de socialización pues el saludo e intercambio con las personas durante el trayecto se transforma en cortesía y más aún interés por los otros.

Un paseo con la mascota se vuelve una distracción tanto para el animal como la persona que lo lleva, a la vez que rompe la rutina diaria.

Hablar sobre trivialidades con extraños nos hace sentir que podemos confiar en la gente y que el mundo en general es un lugar seguro, igual que nuestra comunidad, asegura un experto que estudia la conducta humana. Pero además de esos beneficios, dice que ayudan a aprender cosas diferentes.

Durante dos años ese accionar en los barrios y comunidades se detuvo por la pandemia de COVID-19. Fue cuando las puertas de nuestras casas se cerraron para vecinos y conocidos y se suspendieron eventos y fiestas a la vez que quedaron olvidados los besos y abrazos: acciones sencillas llenos de espiritualidad que sólo al perderlos los extrañamos y valoramos su importancia.

Todo ello ausentó las sonrisas de los rostros, para dar paso a la incertidumbre, el temor a enfermarse y las preocupaciones por el futuro. El carácter se volvió huraño y se anularon las nuevas relaciones.

Al cabo de dos años de lucha incesante por la vida  los pueblos regresaron a la normalidad y renacieron los encuentros  y la necesidad de superar los traumas que dejó el aislamiento, imprescindibles logros para volver a ser felices.

Asimismo entre las cuestiones que no se deben minimizar está la ayuda al prójimo. Corren tiempos difíciles y el momento es de compartir y ser buenos con los demás. Regalar un medicamento que tenemos,  así como compartir otros artículos como ropas y alimentos son buenos ejemplos de  generosidad.

Parece sencillo pero en un momento determinado dar un pequeño consejo a alguien que lo necesita  reconforta y da aliento para seguir adelante.

Por otra parte educar a los niños en el amor y cuidado de los animales y plantas deviene gran obra porque en pocos años ellos se convertirán en adultos y las sociedades urgen de personas sensibles que cuiden el medio ambiente desde su entorno.

Un objetivo individual como es ser positivos ante la vida toma dimensiones universales: el optimista ve lo mejor de todo; ante dificultades y obstáculos se crece y descubre la manera de resolver los problemas.

Resulta importante tener propósitos en la vida. Desde lo sencillo como son planes para el día, así como aquellos de expectativas más amplias, que implican dejar atrás lo rutinario e ir en busca de lo nuevo y universal.

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