Más y mejor periodismo

El Día de la Prensa Cubana en esta oportunidad precede a importantes acontecimientos que involucran activamente a los profesionales de los medios de comunicación, en particular los preparativos para su Onceno Congreso que tendrá lugar en julio próximo.

La Unión de Periodistas de Cuba (Upec), próxima a cumplir su aniversario 60, ofrece su máxima atención a todo lo que contribuya a la motivación y estímulo de sus afiliados.

Ante la situación de fuerte restricciones de recursos y el envejecimiento apreciable en las redacciones, esta organización profesional promueve una progresiva vinculación con las nuevas formas de hacer periodismo, no solo por los contenidos, sino también en lo formal y mediante la multiplicidad de plataformas existentes, lo cual incluye también la dimensión económica de la gestión de la prensa.

La evolución del periodismo indica que ninguna tecnología o formato de medios ha suplantado totalmente a sus antecesores. Nuestros medios deben ofrecer cada día contenidos más selectos, o sea, cuyo valor sea no solamente lo informativo, sino la interpretación de fenómenos complejos, y las opiniones más prominentes sobre un tema o problema, para las más amplias audiencias, inteligentemente segmentadas mediante los perfiles de cada órgano de prensa.

Ante la avalancha descontrolada de medios digitales y la anarquía en la generación de contenidos en las redes cibernéticas, la mejor respuesta estaría en la calidad y exclusividad del periodismo que entreguemos a nuestros públicos.

El capital simbólico que nuestros medios de comunicación conservan en el imaginario de la ciudadanía, como fuente de información confiable y jerarquizada, hay que defenderlo con análisis cada vez más profundos, rigurosos y problematizadores de la realidad.

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Tenemos que lograr que los trabajos periodísticos que se hagan en cada periódico, revista, programa radial o televisivo, y publicación digital, se distingan por su originalidad, presentación atractiva y novedad en los enfoques.

La prensa pública cubana debe y puede competir en hondura intelectual con la banalidad enajenante que quiere imponernos el mercado. El periodismo es capaz de hacer algo que otras fuentes de información espontáneas o institucionales no quieren o no pueden asumir: develar las interconexiones entre los complejos fenómenos sociales, económicos y políticos del mundo contemporáneo; para así ofrecer a sus públicos nuevas propuestas de un “orden” mejor fundamentado, en medio de la anarquía posmoderna que parece primar en la comunicación mediática global.

La Ley de Comunicación que se ha venido trabajando en el país y cuya aprobación podría estar a las puertas, no solo es una necesidad: es una urgencia. Ese proyecto normativo permite establecer jurídicamente la naturaleza de las relaciones entre los distintos actores de la comunicación, y fijar prerrogativas y límites por los cuales se aboga desde hace décadas, y no solo por la Upec.

La Ley más imperfecta que lográramos aprobar, sería superior a la que ahora tenemos: ninguna. Y la legislación que se está proponiendo es lo suficientemente amplia y flexible para fortalecer el papel de las instituciones y la ciudadanía en el ejercicio de sus derechos y exigencia de sus deberes.

Los intereses de la población, de los medios y de las instituciones, o sea, las llamadas agendas pública, mediática y política, deben tener un reflejo coherente a partir de someter a crítica constate esas diferentes ópticas, a través de las herramientas profesionales del periodismo. Ni propaganda, ni perfiles estrechos, ni populismos, hay que hacer periodismo.

Fuente: Palabra con Filo

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