Según el investigador Oscar Luis López muchos de los que fueron los pioneros de las mejores tradiciones de nuestro teatro alguna vez dejaron las bambalinas y las tablas para encerrarse en las paredes de un estudio de la radio, donde el público estaba más lejos pero los sueldos estaban más cerca.
En la radio se ganaba mucho más. No sólo más dinero, sino también más gloria, más popularidad, al llegar a un área mucho más extensa del público y aunque no se escucharan los aplausos, se percibía lo vasto del auditorio.
Pero volviendo a lo mejor de nuestro teatro en el pasado, entre los creadores del negrito se destaca la figura de Arquímedes Pous, actor y autor, que fue de los primeros en ir a otras provincias con su compañía, para llevar el teatro criollo a zonas de provincias alejadas del centro cultural habanero.
En sus comienzos, Arquímides Pous fue el iniciador de los picantes diálogos entre el negrito y la mulata en los entreactos de teatro Alhambra.
Ese estilo fue seguido con éxito por el dúo Mimí- Colina como momento de variedad teatral.
Esa Mimí era Mimí Cal, que más tarde se uniera a Leopoldo Fernández, con Anibal de Mar y el gallego Otero, para llenar toda una época de humorismo radial en los inolvidables libretos costumbristas de Cástor Vispo en su Tremenda Corte.
Por otra parte, Ramón Espígul fue un negrito famoso con rara habilidad para silbar, que mantuvo una compañía y un repertorio de gran aceptación por el público, actuando también en los primeros programas radiados.
Su hijo siguió la tradición paterna como actor de la radio y la televisión.
Pero en nuestro teatro bufo hubo otros negritos prominentes, son los casos de Garrido, Enrique Arredondo y Carlos Pous.
Todos ellos encontraron en la radio, primero, y más tarde en la televisión, modalidades de actuación que los alejaron del teatro por un lado, pero por otro los acercaron para siempre a los corazones que les aplaudieron y aún les recuerdan.
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