¿Cómo resolver los celos entre hermanos? 

Los celos infantiles no son una reacción tan inofensiva como muchos creen, y si tienen consecuencias. Por supuesto tal conducta surge en los progenitores inconscientemente ya que están convencidos de que actúan con justeza.

Así vemos que el mayor  recibe menos caricias y más exigencias, mientras que al más pequeño lo colman de mimos; las acciones que realiza les parecen graciosas y se olvidan  de ofrecer una mirada cariñosa y cordial al otro hijo que tanto la necesita.

Afirman los especialistas en el tema que cuando las condiciones de vida de los niños contribuyen a la excitación constante debido a los celos por la llegada de un hermano, aparecen en su carácter por lo general, manifestaciones de testarudez,  incomunicatividad, desconfianza y agresividad; como consecuencia se aíslan, están tristes, lloran con frecuencia y se ponen nerviosos  sin causas aparentes…

Esta muestra de los infantes no debe de tomarse a la ligera por los padres, y mucho menos en broma, pues, según los psicólogos, se basan en emociones poseedores de una fuerza  que no se controla casi por la razón y la propia voluntad del pequeño; no son más que una reacción defensiva del niño para auto confirmarse,  así como, un modo de autoexpresión de la personalidad.

Muchos padres se equivocan al creer que los pequeños no valoran correctamente el ambiente circundante, y la realidad es que éstos captan con bastante sutileza los sentimientos de los mayores hacia ellos.

De todas las causas de los altercados entre los niños de edades preescolares, el celo es  casi siempre la más frecuente. Todo niño desea, en una medida u otra, que los padres lo quieran sólo a él; opinan que el cariño paterno por sus hermanos o hermanas debilita el que sienten hacia él.

Un primogénito que fue hijo único durante tres o cuatro años, con el hábito de que sus padres le pertenecieran a él solo, se disgustará más cuando nazca su hermanita o hermanito, que los niños acostumbrados desde el principio a que los padres se preocupen de todos.

Por todo ello, los mayores deben de estar muy atentos a esta regularidad psicológica  para no despertar ese sentimiento en sus hijos; la única forma que existe de lograrlo es hacerlos partícipes de los preparativos para el acontecimiento de la llegada de un hermanito, y luego de su llegada, darles a los dos  por igual una atención de amor  que contribuirá a la armonía de la familia.

Un camino a tomar es evitar comparar a los hermanos .Todos los niños son diferentes y necesitan saber que sus padres les aceptan y les quieren como son. Si comparas a tu hijo con su hermano y recalcas que su hermano es mejor en algo, fomentarás que lo vea como un rival, ya que recibe más atención y cariño por tu parte.

Elogia a tu hijo mayor si se acerca al pequeño con una actitud positiva. Para los niños el reconocimiento de los padres es muy importante. Por lo tanto, si le refuerzas positivamente algo que ha hecho, es más probable que lo vuelva a repetir.

También puede ser beneficioso darle al hijo mayor alguna pequeña responsabilidad, pero evita una excesiva. Le puede ayudar a sentirse importante y útil.

La educación emocional es fundamental para el desarrollo de los hijos. Les ayudará a adaptarse a momentos complicados en la vida, sabrán reconocer sus emociones y regularlas. Si el mayor expresa y regular sus emociones, una situación como la llegada de un hermano será más fácil y se adaptará más rápidamente.

Intenta buscar un momento que pases solo con tu hijo mayor. Casi más importante que la cantidad de tiempo es la calidad. Aunque tengas poco tiempo, dedícalo única y exclusivamente a tu hijo mayor. No te distraigas con el móvil, ni realices otras tareas a la vez. Puede que sea poco tiempo, pero para tu hijo ese momento es importante.

Hablar con el hijo celoso, tener paciencia con las situaciones de celos y hacerlo partícipe de la dinámica familiar serán factores que contribuirán a la felicidad de todos en el hogar.

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