Continuando por los caminos de la radio, hace muchos años este medio sirvió también para manipular las emociones sobre todo de la audiencia femenina.
Para ellas, se crearon verdaderos ídolos del micrófono aunque a decir verdad, junto a ellos también en las emisoras surgieron actrices que ocuparon grandes niveles de aceptación.
Pero también hay que decir que la popularidad de algunas de estas actrices no dependió tanto de su talento como de sus relaciones con actores influyentes. Para este tipo de actriz, fue muy conveniente que la prensa divulgara su activa labor personal en el terreno de la seducción.
Con una relativa discreción, y sin publicar sus verdaderos nombres, los comentaristas se encargaban de darle gran publicidad a estas llamadas “bellezas de la radio”.
Y de aquí surgió la costumbre, entre los políticos y figuras de aquellos gobiernos, de invitar a los ídolos de la radio a sus fiestas privadas.
Con frecuencia aparecían sus retratos en la prensa, en un intercambio de publicidad, donde los políticos pretendían alternar con artistas populares, y algunos artistas pretendían exhibir su influencia en los altos círculos políticos.
Se pusieron en juego las llamadas “palancas” y los magnates de la radio en ocasiones recibían reclamos provenientes de algunas esferas oficiales interesadas en que se les diese una mejor oportunidad a ciertos “amigos” de ciertos personajes.
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